Libro centroamericano de los muertos, obra ganadora del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2018, avanza en un éxodo que inicia en el río Suchiate y termina al cruzar el río Bravo. Balam Rodrigo realiza a lo largo de estas páginas un poemario testimonial de carácter social que halla sus raíces en otorgar la voz poética a los centroamericanos que vivieron en casa de sus padres incluso antes de llamar albergues a estos sitios de asistencia y apoyo. Las secciones (cada una determinada por el país de procedencia de los migrantes) que conforman este libro de memoria es, a decir del jurado —integrado por Mariana Bernárdez, Jorge Fernández Granados y Óscar Oliva—, una muestra que “permite ahondar en la comprensión de la condición humana y dar testimonio de una experiencia vital que refleja el presente”.
Y en mi boca una parvada de pájaros ciegos canta una canción de cuna, una canción de niebla mientras calla el mar y sus jinetes de sal sueñan que no hay fronteras.
La sangre había perdido su color por la anemia del miedo, pero la lluvia era más roja que la vergüenza y ametrallaba sin piedad al corazón, ese casquillo sin pólvora, sílaba de carne percutida por el pánico.
Lo único que no me decapitaron fueron las palabras, aunque también las desangraron.
Música de tumbas. Ecos. El filoso machete del silencio lo taja todo. Soledad, su mar oscuro de principio a fin. Brevedad y náusea en la garganta, vértigo en la médula de los huesos. Me quiebro de polvo y de vacío.