La gran novela de Manuel Jabois,el periodista más popular de los últimos años. «La primera vez que papá murió todos pensamos que estaba fingiendo.» Así empieza Malaherba, la nueva novela de Manuel Jabois. Un día Mr Tamburino, Tambu, un niño de diez años, se encuentra a su padre tirado en la habitación y conoce a Elvis, un nuevo compañero de su clase. Descubrirá por primera vez el amor y la muerte, pero no de la forma que él cree. Y los dos, Tambu y Elvis, vivirán juntos los últimos días de la niñez, esos en los que aún pasan cosas que no se pueden explicar y sentimientos a los que todavía no se sabe poner nombre. Esta es una historia de dos niños que viven una extraña y solitaria historia de amor. Un libro sobre las cosas terribles que se hacen con cariño, escrito con humor y una prosa rápida que avanza llevando a Tambu y su hermana Rebe, a Claudia y su hermano Elvis, a la frontera de un mundo nuevo. «Bien sabe Dios que es más peligrosa la pena que el odio, porque el odio puede destruir lo que odias, pero la pena lo destruye todo.»
Es una maravilla, mueve los estantes de lo que se tenía pensado sentír y creer. La belleza del relato desde los ojos de un niño, hacen que nos paremos ante la dulzura, la crudeza y la humanidad absolutamente al desnudo.
Reflejo de las dificultades que tuvieron que superar algunos hijos de etapas oscuras que algunos han decidido olvidar.
Una historia bien contada de la mano de nuestro protagonista Tambu, un niño de 10 años y su manera de ver todo lo que está sucediendo a su alrededor, junto con su hermana Rebe, Claudia y Elvis, nos hace recordar nuestra infancia de manera muy entrañable. Una historia divertidísima , pero a su vez triste y muy tierna, al desconocer lo que en realidad sucede a su alrededor. Las historias desde el punto de vista infantil me encantan y la del pequeño Tambu no defrauda. Muy recomendable.
Bien sabe Dios que es más peligrosa la pena que el odio, porque el odio puede destruir lo que odias, pero la pena lo destruye todo.
El padre de Mariña iba de punta en blanco hasta en su propia casa, y yo pensaba que lo hacía por estar presentable si se moría en cualquier momento. A mi padre, si lo fuese a buscar la muerte, lo dejaría estar por asco a cogerlo.
A mí no me extrañó nada que papá se hubiera caído en el baño porque los mayores se caen todo el rato en los baños, y muchos mueren allí. Yo entonces pensaba que era por la impresión de verse desnudos
No nos hacía daño ni hacía daño a los demás,tmpco molestaba a nadie ni era incómodo, no había q guardarlo en secreto,ni nos hacía llorar en la cama antes de dormir, ni nos ponía tristes toda la sem, ni nos dejábamos de hablar con alguien por hacerlo, así q tan de mayores no era.
Pasamos mucho tiempo pensando en la gente que nos hace reír, y elegimos estar siempre con ellos, pero nadie se da cuenta de que eso es muy egoísta: la gente no sólo tiene que hacerte reír a ti, tú también deberías hacer reír a los demás.
Lo peor es que te pasan cosas cuando eres niño que tú no sabes qué son, y cuando te lo dicen ya no te queda odio, sólo una pena enorme. Y bien sabe Dios que es más peligrosa la pena que el odio, porque el odio puede destruir lo que odias, pero la pena lo destruye todo.