Con VIAJE AL FIN DE LA NOCHE, Céline se situó en una posición de privilegio en las letras francesas, de la que ninguna consideración extraliteraria lograría desbancarlo. La prosa amarga y quebradiza de Céline, su característico ritmo acelerado, el lirismos descarnado con que construyó a sus personajes o la altiva mueca con que contempló la existencia son claves indispensables para comprender la literatura europea y latinoamericana actual. Tapa dura.
Al libro me lo promocionaron como una obra de la cual uno debe desatender que el escritor era Nazi. Así de buena me la pintaron. Y lo hice. Así y todo no le enganché la mano. Aburrido es la palabra que me viene a la mente. Una pena que no me haya gustado. Igual el escritor era Nazi, asi que no me siento tan mal.
A este libro lo leí por recomendación, en "El retorno de los brujos" citan la obra de Céline y bueno, tenía muchas expectativas de este libro. Y es innegable que la forma en la que escribe es super suelta, es como escuchar a alguien contar una historia en un bar. Se entiende todo muy bien. Es formidable, un gran triunfo de este escritor tal y como otros escritores opinan. Pero el tema me cansó, ya que de por si los temas de las guerras y la miseria humana, a pesar de ser algo real, me genera hastío. Y es que para leer yo prefiero divertirme, soñar o filosofar... Pero no escuchar las historias sufridas del protagonista. Un libro muy bien logrado pero que no es de mi gusto.
Esta gran novela es una prueba más, por si hiciera falta, de que es imprescindible separar la obra de su autor.
Narrativa intensa. Celine va dejando caer, gota a gota, la desesperanza de los tiempos confusos y modernos. Va reconstruyendo minucioso el proceso por el cual el siglo XX dañó a la humanidad.
Os lo aseguro, buenas y pobres gentes, gilipollas, infelices, baqueteados por la vida, desollados, siempre empapados en sudor, os aviso, cuando a los grandes de este mundo les da por amaros, es que van a convertiros en carne de cañón
Viajar es muy útil, hace trabajar la imaginación. El resto no son sino decepciones y fatigas. Nuestro viaje es por entero imaginario. A eso debe su fuerza. Va de la vida a la muerte
No se sabe lo que es volver y esperar algo hasta que no se ha observado lo que pueden llegar a esperar y volver los pobres que esperan una pensión.
La miseria persigue implacable y minuciosa al altruismo y las iniciativas más amables reciben su castigo inmediato.
En el preciso momento en que íbamos a coger el tranvía, una nube descargó sobre la plaza y empezó a llover a mares. El cielo se derramó.